A comienzos de la década de 1950, Uruguay vivía uno de sus mejores momentos, y no sólo desde el punto de vista deportivo. A la euforia económica, se unía la estabilidad política consagrada en gobiernos elegidos democráticamente, y un particular florecimiento intelectual, como pocas veces el país tuvo.
A las tradicionales peñas literarias se unieron decenas de emprendimientos culturales impulsados en su mayoría por una juventud inquieta y atraída por el infinito universo del arte.
Surgieron así instituciones culturales de todo tipo que promovían el teatro, el cine, la música...
Entre éstas últimas en marzo de 1950 un grupo de jóvenes aficionados, fundó en el apartamento que los hermanos José y Paco Mañosa tenían sobre la Avda. 18 de Julio, el Hot Club de Montevideo.
Pese a su juventud, Paco ya se había formado musicalmente en el Hot Club de Barcelona dentro de un estilo jazzístico por entonces casi desconocido en Uruguay, el beebop.

Paco  Mañosa, alma mater
A través de su labor en el  Hot Club de Montevideo, Paco sería por varias décadas, el músico de jazz más influyente del Uruguay.
Aquel núcleo inicial  fue creciendo a través de los programas de radio, conferencias conciertos y publicaciones que el Club realizaba, de la  difusión boca a boca y la invitación de amigo a amigo. De ellos muy pocos se mantienen en actividad, uno es el actual presidente del Hot Club Horacio "Bocho" Pintos.
Los registros del del Hot Club llegaron a los 2.000 socios, y en 1955 se pudo inaugurar la sede de Guayabo casi Jackson, en la que el Club se desenvolvería por los siguientes veinticinco años.
Contaba con una decoración vanguardística, instrumentos musicales propios  y la tecnología electrónica más avanzada de la que se podía disponer en la época, incluido un departamento de grabaciones.

Los conjuntos del Club actuaban en el Solís, en el Auditorio del Sodre, en las fonoplateas de las más populares radios de Montevideo, y también en la incipiente televisión.
Los diez años del club se festejaron brillantemente con el Primer Salón de Jazz Uruguayo, celebrado en el entonces llamado Centro de Artes y Letras de El País en la Plaza Cagancha.  La revista del Club se vistió de gala, y salió de la imprenta con tapa del entonces joven pero ya afamado Carlos Páez Vilaró.

Los primeros. 1950. También conocidos como los locos de la azotea.

Bocho Pintos, quien fuera uno de los primeros

Tal vez los años siguientes no fueron tan rimbombantes, pero el Club nunca abandonó su
protagonismo dentro del ambiente jazzístico uruguayo,  continuó formando a todo aquel que quisiera bucear en el jazz, y fue anfitrión de todos los jazzmen extranjeros que pasaron por Montevideo.
La huella del Hot Club se nota. Por eso no es raro que hoy día haya ciclos estables de conciertos de músicos nacionales o extranjeros que se mantienen año tras año como el Jazz Tour, Jazz entre amigos, co-organizado por el Hot Club, los festivales veraniegos en Punta del Este,o que una de las emisoras de fm del Sodre difunda jazz de excelente nivel,  en una parte muy significativa de su programación diaria.












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